domingo, 26 de agosto de 2012

Le Marathon du Grand Toulouse 2012

¿Es muy pronto para dar el siguiente paso? De entrada me pareció que sí, pero hablando con un alumno de la princesa Malèna que participa en carreras de 100 kilómetros en la montañas, terminé convencido de que era posible. ¡¿100 km en la montaña?! No, se trata del maratón. Desde hace tiempo la idea me daba vueltas en la cabeza. Entre que paso hartas horas sentado en el instituto y que las carreras de 10 km me motivan mucho, empecé a considerar que es momento de dar el siguiente paso. En realidad debería intentar primero los 20 kilómetros pero esta vez dejaré la prudencia para después.


Ya me inscribí: tengo cita con mi primer maratón el 28 de octubre de 2012.

Randonnées pédestres: Les Hauts de Gaillac

19 de agosto de 2012

Les Hauts de Gaillac

1. Pour rejoindre le sentier, il s'agit d'emprunter la petite passerelle au-dessus des quais puis rejoindre l'avenue Marcel Pagnol. 

1.

2. Une fois engagé sur l'avenue, garder le cap jusqu'à trouver à droite le chemin de Poujoular.

2.

3. Une fois la route atteinte, faire un droite-gauche vers Milhavet.

3.

4. Devant Matens, partir à droite puis sur la route à gauche.

4.

5. Devant Cravol, tourner à gauche, puis 700 m plus loin, descendre le chemin à droit.

5.

6. Sous Vors, virer à Gauche.

6.

7 - 8. Aquí el recorrido seguía por otros bonitos senderos pero hacía un pinche calor endemoniado y tuvimos que buscar un atajo para ir directo a la estación de tren y volver a casa.

7 - 8: ¡Un atajo, por favor!

Y en el camino: el sol agobiante, girasoles, caballos, uvas (verdes y moradas), olmos, arañas, burros, hongos, maizales, membrillos, flores, perros, moras, granjas, surcos, caracoles,...

Naturaleza 1

Naturaleza 2

Naturaleza 3

Naturaleza 4

miércoles, 15 de agosto de 2012

Lettres de mon moulin

Et maintenant, comment voulez-vous que je le regrette, votre Paris bruyant et noir ? Je suis si bien dans mon moulin !
- Alphonse Daudet

Algo as
í como: Y ahora, ¿cómo quieren que eche de menos su París ruidoso y negro? ¡Estoy tan bien en mi molino! Y así empiezan las Cartas de mi molino de Alphonse Daudet.


Desde hace algún tiempo he estado asistiendo a unas clases de francés en una asociación de jubiladas y jubilados que dan clases de francés gratis. Después de una entrevista con el encargado, me asignaron con cierto grupo en el que para mi enorme y grata sorpresa sólo había chicas: una holandesa, una española, una alemana, una vietnamita  y la maestra francesa. La imagen podría parecer altamente atractiva hasta que te das cuenta de que la edad promedio de las chicas anda por ahí de los 55. Por supuesto, son señoras muy guapas pero me temo que por el momento ni ellas ni yo significamos una posibilidad de romance para el otro y otras. Aun así, ¡estoy enamorado de todas ellas!

El asunto es que en dichos cursos tomamos dictado y un buen d
ía nuestra querida Marysette nos dictó unos pasajes de Lettres de mon moulin. Terminé encantado con el texto y poco después me lo compré. Se trata de una serie de cuentos que suceden en su mayoría en pueblitos franceses alejados del caos propio de las grandes ciudades. Naturalmente, hay algunos cuentos más afortunados que otros. Destaco los clásicos La chèvre de M. Seguin, que cuenta la historia de una cabra que a pesar de las advertencias de su dueño decide escaparse a la montaña donde conoce los deliciosos placeres de la libertad pero también se encuentra con el temido lobo que termina devorándosela. Ah, pero la cabra resiste una noche entera luchando por su vida y la descripción de la pelea es simplemente maravillosa; La légende de l'homme à la cervelle d'or, que cuenta la historia de un hombre que tenía el cerebro de oro (esto no tiene nada que ver con el campo pero igual aparece); o L'élixir du révérend père Gaucher, en el que se relata las aventuras de un sacerdote de una modesta parroquia que, tratando de sacarla de la ruina inminente, se inventa un elixir que lo condena a estar borracho todos los días para su gran pesar. Pero no todos los cuentos son igual de divertidos. Hay uno en particular especialmente aburrido: Les oranges. El autor dedica varias páginas a describir naranjas, lo bellas que son y lo tristes que llegan a París. Aburrimiento total.

Y as
í van pasando historias de pastores, de fiestas tradicionales, del silencio de la noche, de las estrellas, de molinos, de mulas, de curas, de viejos, de saltamontes, aunque termina, oh feroz contradicción, con un cuento titulado Nostalgies de caserne en el que el personaje principal se acuesta en la hierba, lleno de nostalgia, diciendo:

Ah ! Paris !... Paris !... Toujours Paris !

Un tren nos llevó a Carcassonne

Julio 2011 (estoy un poco atrasado en mis crónicas)

Turismo canónico

Para quien ha tenido la fortuna de vivir un tiempo en La Primavera, sabe que, en términos turísticos, la ciudad se agota en un par de días y uno debe recurrir al sitio turístico canónico de la zona: Tepoztlán. Bueno, pues algo así sucede en Tu Lus y aquí el sitio canónico se llama Carcassonne. Hace más de un año la princesa Malèna y yo nos lanzamos por primera vez a Carcassonne. Hace algunos meses el tremendo Rorris anduvo por aquí y lo llevé a Carcassonne (aunque aquella vez mi caos personal y la huelga en los trenes de Tu Lus nos hicieron llegar demasiado tarde). Y más recientemente, mi querida Ere estuvo también por aquí y, naturalmente, también la llevé a Carcassonne.

Inmensas murallas

Carcassonne es una ciudad del sur de Francia algo así como a una hora de Tu Lus y cuyo principal encanto es una pequeña ciudad medieval instalada en la cima de un montecillo. Conforme uno se va acercando la vista es prometedora. Inmensas murallas se adivinan a lo lejos imponentes e impenetrables. Entrando uno se encuentra con hartos turistas y hartas tienditas de recuerdos. Una vez rebasada esa etapa, se llega al castillo. Uno se detiene un momento e intenta imaginar cómo podría tomarse por la fuerza un lugar así. Parece que en toda su historia, nadie lo logró. Es momento de pagar y recorrer el castillo, que toma algunas horas si se hace despacio tratando de atender a todos los detalles. Y bueno, ahí te enteras de su historia, sus grandes momentos, el posterior abandono hasta la restauración hace algunos cien  años. Suena bien, ¿no? Todo va bien hasta que pasan siete horas y sigues recorriendo la misma muralla que ya veías desde lejos y que parece interminable. En ese momento la visita se hace un poco monótona y es momento de ir por unas cervezas. 

La muralla que sigue y sigue
Voy por ellas.

martes, 14 de agosto de 2012

Cualquier cosa

De repente pasaron algunos meses sin asomarme al blog y ahora cuesta retomarlo. Hacía días, tal vez semanas, que pensaba en hacerlo pero por unas u otras nomás no me aplicaba. Y conforme pasaba el tiempo empecé a sentir que a este ritmo terminaría por abandonarlo. Pero nel, no lo abandonaré. Así que enmedio de todo me doy un momento para escribir cualquier cosa. 

Aunque no estoy muy seguro de cuál era la intención original de escribir aquí casi estoy seguro de que no se trataba de hacer una especie de querido diario digital. Me gustaba más la idea de reseñar pelis, libros, música, viajes, conciertos, teoremas y de vez en cuando alguna anécdota personal. Sin embargo, con el tiempo esto se convirtió casi casi en un querido diario digital. Ni hablar. Y bueno, la neta también me gusta contar mis piñaventuras aunque sea nomás para la memoria.

Esta semana el instituto sigue cerrado aunque eso no significa que esté de vacaciones (¡ah, esa querida y odiada Señora Tesis!). Aun así, espero poder escribir un poco en estos días sobre libros que he estado leyendo o de un par de viajecitos que sucedieron este verano o de mis compitas que vinieron a visitarme o de un próximo maratón o ya de perdis para quejarme de mi querida tesis que nomás no se le ve pa' donde.

Asi que, entre que sí o que no, ¡hasta pronto!