lunes, 24 de junio de 2013

Un tren nos llevó a Italia

Enero 2012

Tal vez el mejor de todos...

Elena y Daniel, paseando por Italia.

Elena

Daniel

Milán, ¡oh, frustrante Milán!
Venecia, ¡oh, pisoteada Venecia!
Florencia, ¡oh, los senos de la virgen!
Roma, ¡oh, se acabó!

Un tren nos llevó a Milán.

Puedes estar en Milán y pararte frente a la Scala y ver a la gente entrar. Puedes estudiar La Última Cena, soñarla, llegar a Milán y ver a la gente entrar. Puedes dormir en un hostal barato y ver pasar entre sueños a los Tigres del Norte. Puedes ir a los bares de la periferia de Milán, tomar cerveza barata y oir música y volver a tu hostal y equivocarte de dirección y terminar lo más lejos posible de tu cama. Puedes preguntar Dove...? y recibir por respuesta eso no está en tu mapa de turista. Puedes estar en Milán y sentir la mano de un milanés en tu hombro mientras te equivocas de respuesta. En Milán está Silvian Heach. En Milán hay hombres sin piel. En Milán puedes tener frío. En Milán está el teatro VERGA. En Milán las tumbas sufren.

La Scala (vista desde afuera...)

Silvian Heach

Martirio de Bartolomé

¿Habrá butacas libres?

Las tumbas sufren

Frío

Un tren nos llevó a Venecia.

Venecia ha sido visitada hasta el cansancio. Ha sido visitada hasta el cansancio porque hay que hacerlo. 24 horas de un lunes son suficientes. No entres a museos ni visites iglesias. Sólo camina. Sólo piérdete. Sólo busca la salida y encuentra un canal. Espera al transporte público que se tarda en estacionarse. Busca banquetas y no encuentres banquetas, no existen, estamos inundados.

Agua 1

Agua 2

Agua 3

Agua 4

Un tren nos llevó a Florencia.

En Florencia las vírgenes tienen tetas. Una voz me lo susurró al oído. Me explicó que somos hipócritas desde siempre. O que hemos dejado de serlo poco a poco. Tal vez ahora somos cínicos. O no. Pero antes se pintaban vírgenes que no tenían cuerpo de mujer. Con el tiempo, además de rostro y manos, las vírgenes tuvieron senos, caderas y nalgas. En Florencia, Leonardo se masturbó pensando en María. ¿O cómo explicas que en su Anunciación hay una cama? El arcángel y doña María le pusieron. Y así empezó una historia que conocemos bien. Después de rezar hincado en tu habitación hay que tomarse un vaso de leche. 

Virgen sin senos


Virgen con senos

 Error de perspectiva

Su lechita y a dormir

Un tren nos llevó a Roma. 

Todo lo bueno (y todo lo malo también) llega al fin o llega a su fin, como quieran. Pero antes hay que ponerse crema y saludar a Mr. Muzio. Hay que comerse una pizza en Montecarlo con calabaza, chile morrón, cebolla, champiñones y quemada en las orillas. Hay que comerse un helado Trevi. Y alejarse, alejarse, alejarse. Hay que visitar España en Italia. Hay que buscar la uscita. Hay que recordar que la traición es un gallo. Hay que pararse frente a Rafael. Hay que manosearse ahí donde escogieron a Bergoglio. Y hay que volver a comer pizza acompañado de Peroni. En Roma, antes de irse, hay que ser un gladiador.

 La crema

Pizza con todo

1

2

3

 4

 La traición es un gallo

Daniel y Rafael

¡Más pizza!

El gladiador