martes, 29 de septiembre de 2009

Rechazo al tabulador diferenciado de CONACYT

Recientemente CONACYT publicó algunos cambios en su política de otorgamiento de becas a alumnos de posgrado. A través del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC), se establece la siguiente clasificación de los distintos programas de posgrado del país:

1. Programa de competencia internacional.
2. Programas consolidados.
3. Programas en consolidación.
4. Programas de reciente creación.

A partir de enero de 2010, entrará en vigor un tabulador diferenciado que responde a la clasificación anterior. De esta manera, el monto de las becas que reciban los estudiantes dependerá del posgrado en el que estén inscritos.

Hago mis cuentas: Mientras fui becario de CONACYT recibí entre 6 mil y 7 mil pesos al mes (esto fue variando durante el periodo de la beca). No dejo de pensar que esta cantidad era un poco excesiva, o tal vez no... Como en La frontera no existe un posgrado en matemáticas con las características del posgrado de la UNAM decidí venirme a La primavera. Eso implica de entrada una inversión. Estando aquí hay que enfrentarse con aquello de pagar renta, servicios, alimentación, recreación y esas cosas. Habrá otros que también se preocupan por comprarse ropa, calzado, cortarse el cabello de vez en cuando y ahí según las excentricidades personales. Afortunadamente yo puedo andar con el mismo pantalón y los mismos tenis todo el año sin mayor problema. Tampoco me corto muy seguido el cabello (¿para qué?, solito se está cayendo). Aún así hay que pagar. Ahí les va:

  • 1250 pesos de renta al mes (en mi caso, ahí van luz y agua).
  • 0 pesos en gas. Hace 2 años pagamos un tanque de 300 pesos. ¡Tengo calentador solar!
  • 1000 pesos al mes de comida. Me alimento en el comedor universitario. ¡A 30 pesos la comida!
  • 1000 pesos al mes en despensa: pan, jamón, atún, maruchan, tortillas, queso, cereal, huevos, yogurth, etc. Justo lo que necesita un estudiante para alimentarse sanamente.
  • 400 pesos al mes en el cine. Ni modo, me gusta ir al menos una vez a la semana. Y no es que coma palomitas cada vez que voy. Vivo muy lejos de las salas de cine por lo que ir entre semana se complica. El fin de semana el cine cuesta 50 pesos. Debo tomar dos rutas para llegar y también el pasaje está subiendo. Y meto de contrabando unos cacahuates y un refresco. Ah, también cuestan. ¿Debería justificarme?
  • 300 a 400 pesos al mes en caguamas. ¿Qué puedo decir? Soy un borracho.
  • 200 pesos al mes en celular. Tengo que hablar a mi casa de vez en cuando.
  • 1000 pesos al mes en todo lo demás: copias y libros para la escuela, viajes al DF para hacer trámites, inscripción y libros para la escuela de lenguas, medicinas de vez en cuando, alguna comida exótica en el mes, cooperación para lo que sea, comida para el gato, etc.
  • $$$. Tengo que ir en las vacaciones a La frontera. Supongo que CONACYT no tiene inconveniente en que visite a mi familia. Por cierto, ir a La frontera en avión cuesta 2500 pesos ida y vuelta. En camión la mitad.

De todo esto sacamos la fabulosa cantidad de... ¡5000 a 6000 pesos! O sea, me quedan entre 1000 y 2000 pesotes para ahorrar. En mi caso, una buena parte del ahorro se fue en un congreso en España. ¿Merezco la inquisición por salir a turistear una vez que terminó el congreso? Y no es que se trate de eso. Los estudiantes de posgrado deben salir a enfrentarse con otros estudiantes: eso fortalece el conocimiento, lo transmite, le da vida.

Mi historia no es muy diferente de la del resto de mis compañeros. La gran mayoría de los estudiantes del posgrado en matemáticas de La primavera son originarios de otro lugar: Guerrero, Tabasco, Durango, San Luis Potosí, Baja California, Chihuahua, Hidalgo, Oaxaca, Sonora, Nuevo León, Veracruz, etc. La gran mayoría paga renta, come, se divierte, va a congresos.

Con el tabulador, un estudiante de maestría de un posgrado de reciente creación recibirá la fabulosa cantidad de... ¡4400 pesos al mes! No pasa nada. Se puede sobrevivir sin cine, cerveza, celular y yendo sólo una vez al año a visitar a la familia. Cuando estaba en La frontera fui un orgulloso maquiloco. Siendo capturista de datos llegué a ganar, en mis mejores momentos, 4000 pesos al mes. No es que demerite el trabajo de un capturista pero estoy convencido de que hacer una maestría es bastante más complicado que capturar marcas de carros.

Entonces, así como la veo, creo que este mentado tabulador le va a dar en la madre a muchos posgrados en México. Leyendo un poco lo que ha aparecido en el periódico al respecto, me entero de que México es un país con unos 26 mil estudiantes de posgrado. ¡26 mil en una población de 100 millones! ¿Cómo está la economía de México? Hasta donde tengo entendido, no tan mal. Digo, para que funcionarios en la Suprema Corte de Justicia anden rondando los 200 mil pesos al mes entre salario, bonos y transas, no pareciera que el país esté tan mal. Entonces, ¿por qué afectar a la población estudiantil de los posgrados con estas medidas?

Entiendo que en estos momentos el mundo esté sumido en la crisis. Así que hay que hacer un esfuerzo y si para enfrentarla CONACYT decide bajarle a las becas pues ni hablar. Pero no parece muy coherente. ¿No debería ser más parejo? Si ha de bajar, que le bajen a todos. ¿Cómo entender que los recortes se hagan a algo tan esencial para el desarrollo de un país como lo es la educación y no bajarle a los escandalosos sueldos de los funcionarios?

Nos podrán decir: ¡pues pónganse a trabajar! Por supuesto, ¡faltaba más! La cuestión es que la exigencia de un posgrado puede ser verdaderamente intensa. Hablo desde mi experiencia. Sin la menor exageración, desde hace casi tres años, de lunes a viernes, estoy de 9 am a 6 ó 7 u 8 ó 9 ó 10 u 11 pm en la escuela. Para mi (y para la mayoría de mis compañeros) la maestría ha sido un ejercicio muy demandante. Así que intentar dedicar unas horas a otra actividad resulta bastante difícil. Además, el CONACYT sólo permite trabajar a lo más 8 horas a la semana. Se complica, ¿no?

Así las cosas. En el 2010 empezará a implementarse el tabulador y habrá que apelar a cualquier cosa para seguir. Como siempre: se trata de aferrarse y sobrevivir.