Julio 2011 (estoy un poco atrasado en mis crónicas)
Turismo canónico
Para quien ha tenido la fortuna de vivir un tiempo en
La Primavera, sabe que, en términos turísticos, la ciudad se agota en un par de
días y uno debe recurrir al sitio turístico canónico de la zona: Tepoztlán.
Bueno, pues algo así sucede en Tu Lus y aquí el sitio canónico se llama
Carcassonne. Hace más de un año la princesa Malèna y yo nos lanzamos por primera vez a Carcassonne. Hace
algunos meses el tremendo Rorris anduvo por aquí y lo llevé a Carcassonne
(aunque aquella
vez mi caos personal y la huelga en los trenes de Tu Lus nos hicieron llegar demasiado tarde). Y más recientemente, mi querida Ere estuvo también por aquí
y, naturalmente, también la llevé a Carcassonne.
Inmensas murallas
Carcassonne es una ciudad del sur de Francia algo así
como a una hora de Tu Lus y cuyo principal encanto es una pequeña ciudad
medieval instalada en la cima de un montecillo. Conforme uno se va acercando la vista
es prometedora. Inmensas murallas se adivinan a lo lejos imponentes e
impenetrables. Entrando uno se encuentra con hartos turistas y hartas tienditas de recuerdos.
Una vez rebasada esa etapa, se llega al castillo. Uno se detiene un momento e
intenta imaginar cómo podría tomarse por la fuerza un lugar así. Parece que en toda su
historia, nadie lo logró. Es momento de pagar y recorrer el castillo, que toma
algunas horas si se hace despacio tratando de atender a todos los detalles. Y bueno, ahí
te enteras de su historia, sus grandes momentos, el posterior abandono hasta la
restauración hace algunos cien años.
Suena bien, ¿no? Todo va bien hasta que pasan siete horas y sigues recorriendo
la misma muralla que ya veías desde lejos y que parece interminable. En ese momento la visita se hace un poco monótona y es
momento de ir por unas cervezas.
La muralla que sigue y sigue
Voy por ellas.
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