lunes, 11 de mayo de 2009

La música teatral

¿Qué hace a la música tan especial? ¿El virtuosismo del músico y su instrumento? ¿La pasión del vocalista? ¿Las letras de las canciones? ¿La combinación de instrumentos? ¿Que la vocalista es un quesito? ¿Que el vocalista es un guapote? ¿Las coreografías en un concierto? Bueno, es un poco pretencioso tratar de contestar esta pregunta. Sin embargo, puedo decir lo que a mí me atrapa, lo que me hace escuchar obsesivamente una canción o alguna banda. Haciendo un recorrido por mi pequeña colección me encuentro con una constante. ¿Qué tienen en común The Trial de Pink Floyd, Five Years de David Bowie, Starship Trooper de Yes, The Sheriff de Emerson, Lake and Palmer, In the court of the Crimson King de King Crimson, Moribund, The Burgermeister de Peter Gabriel, Being for the Benefit of Mr. Kite de The Beatles, The Raven de The Alan Parsons Project, Romeo and Juliet de Dire Straits,...? Mientras lo escribo me doy cuenta de que varias son, o suenan, a canciones fatalistas. No era eso en lo que estaba pensando.

A lo que quería llegar era a que todas tienen un espíritu teatral notable. En varias se da un juego de voces que corresponden a varios personajes (la más evidente es The Trial: un gusano juez, una madre, un maestro, un prisionero). Otras, sin recurrir al diálogo, cuentan historias de película (como en The Sheriff, una historia del viejo oeste donde el bandolero Wicked Josie es perseguido por el sheriff). Algunas tienen el ingrediente teatral más bien en la música (Starship Trooper, cuyas progresiones son una muestra de cómo debería avanzar un buen trabajo teatral). Tal vez es el sello distintivo del progresivo el que hace la diferencia.

Como sea, con esto rindo un pequeño tributo a aquellas bandas que he seguido y que me han acompañado con su enorme fuerza e intensa vitalidad.

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