martes, 5 de mayo de 2009

Recuento musical 4: Peter Gabriel

Hay que ponerse de pie. Fue el de Peter Gabriel el primer boleto que compré en la serie de conciertos del semestre. En ese momento no era gran fan ni mucho menos. Sabía de su existencia, alguna vez mi gran amigo Cesáreo me prestó un disco (Car, que después se convertiría en uno de mis favoritos, sobre todo la magnífica y enormemente teatral Moribund, The Burgermeister) pero entonces no me impactó gran cosa. De aquel primer acercamiento recuerdo Excuse me. Mi compa el Chucho fue el encargado de informarme que el maestro Gabriel vendría al DF. Y en esas, me pasó toda su discografía, incluyendo los videos de Secret World y Growing Up. Y así me enamoré. Por otro lado resultó que muchas rolitas no me eran tan ajenas. Oyendo la recopilación Shaking the tree, canciones como Mercy Street o Red Rain saltaron en mi memoria. Las semanas pasaron y yo me fui empapando de la música de este gran señor. Ni siquiera es el rock progresivo que tanto me gusta. ¿Qué pasó? Como diría mi compa el chilaquil: "Hace pop, pero buen pop". Y buen pop que hace.

Lo que finalmente me hizo caer de rodillas fue admirar sus conciertos. Espectaculares. El tipo es increíblemente carismático. Da gusto verlo saltar, sonreir, bailar, jugar con sus músicos. Canoso y todo, el señor tiene una energía fantástica. ¿Y qué decir del espectáculo? Simplemente genial. Secret World es mágico. El señor desprende una alegría que contagia, que hace sonreir. El teatro y la música convergen en este músico. Se atreve a ir más allá de los espectaculares juegos de luces de otras bandas. Él hace más. Cada canción es una historia y en su concierto las acompaña de un extraordinario montaje. Cada canción. Y el cierre, ¡qué delicia! Como un viejo cómico de la legua, todo de vuelta a la maleta y a seguir con la aventura. Pareciera que esto no puede mejorar. Y aparece Growing Up. Incorporando harta tecnología, Peter Gabriel vuelve con un espectáculo altamente moderno. Más espectacular que Secret World en cuanto a aparato. El mismo carisma. El mismo encanto. Excelente. Y con todo esto, estoy listo para verlo. En el Foro Sol no habrá tanta parafernalia pero estarán él y sus músicos. Y yo estaré ahí también.

Viernes 27 de marzo de 2009. Ahí estamos. Llenos de expectativas. Empieza el concierto Travis. Un grupo desconocido. Fresón. Tal vez eran las 10 cuando apareció. Desde Travis el sonido era medio irregular. Parecía que había una bocina medio quemada. Supongo que porque apareció el maestro lo olvidé. Y eso que empezó tranquilo. Varias rolitas tranquilas. También se aventó Steam y Darkness. Y así fue avanzando el concierto. Todos en nuestros lugares agasajándonos con la música. En un momento, se detiene y presenta a sus músicos. Repiten de Growing Up su hija y la tecladista. Y por supuesto los músicos que siempre lo acompañan. Y a partir de ahí puro fuego. Nadie se volvió a sentar. Retoma con Solsbury Hill, seguida de Sledgehammer. Se oyeron Red Rain, Secret World, Digging in the dirt, In your eyes y más. Aunque el señor ya se ve entrado en años, se entrega. Aún grita. Aún baila. El juego coqueto con sus músicos no faltó. En plena Secret World él y sus viejos amigos se colocan en el centro y siguen una coreografía chistosona. Si mal no recuerdo cerró con Biko.

Creo que fueron dos horas, no recuerdo bien. Lo que haya durado, fue una cosa especial. Aquel fue un concierto especial.

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