viernes, 9 de octubre de 2009

Un día en el chilango

Un buen día, no hace tanto, tuve que lanzarme al chilango a hacer un trámite más. Llegué tempranito a CU, asistí a la presentación del examen profesional de mi compañera de Mirnatitlán, entregué mi tesina y me convertí en un hombre libre.

Estaba de ánimo para un buen día cultural. Visité el CCU buscando las carteleras teatrales y me encontré con bastantes posibilidades. Sin embargo, todas tarde. Ni modo, se me va el camión para regresar a La primavera. Vi las pelis. Uff, nada se me antojó. Así que di media vuelta pero antes de irme entré al Muac. Ya había ido antes con la princesa Malèna. Había una exposición de Cildo Meireles, un artista plástico brasileño. Bien. Algunas salas imposibles, ya saben, tanta abstracción aburre. Otras, más aterrizadas, plásticamente atractivas. Pero lo que deveras me encantó fue una pieza llamada Babel (2001). Mientras recorrías las salas del museo, a lo lejos se oía un ligero murmullo, apenas perceptible. De repente, estabas de frente a una inmensa torre hecha con una cantidad considerable de radios de diferentes épocas todos prendidos a la vez y sintonizados en diferentes estaciones. De ahí el nombre. La experiencia era bastante singular. De entrada, el gran formato impresiona (¡eran un chingo de radios!) y dedicándole un poco de tiempo dándole vueltas a la torre, se creaba una verdadera sensación de confusión. Lo disfruté bastante. Ahí les dejo una foto de la pieza.


Después me lancé a la cineteca. ¡Ah, qué maravilla! Desde la entrada, llegando por el metro Coyoacán, se veía una gran manta que anunciaba el ciclo Rock en el cine, ¡a güevo! Eso me emocionó. Estaban programadas pelis sobre los Pixies, de Heavy Metal, Radiohead, Depeche Mode, Public Enemy, Metallica, Favela on Blast, Iron Maiden, Gogol Bordello, Leningrad Cowboys, entre otras. Ese día pasaban Gogol Bordello Non-Stop (Dir. Margarita Jimeno, EUA, 2007) y me apliqué. Además, en un espacio había una exposición de fotografía de Toni François, quien se dedica a fotografiar rockeros, conciertos y demás. Por ejemplo, la siguiente foto de Vicentico. ¿No les recuerda a los Caballeros del Zodiaco? Simpática, ¿no?


Así pues, entré a ver el documental sobre Gogol Bordello. Absolutamente chingón. Música viva, vibrante. Unos exiliados ucranianos, rusos o lo que sea, que llegan a instalarse en EUA y así o asá forman una bandita. Entre la batería, guitarra, violín, acordeón, bajo y percusiones, estos tipos son una verdadera fiesta. Lidereados por Eugene Hütz, esta banda gitana-punketa son la pura vida. Y como todo documental bien logrado, terminas con el corazón brincando y una sonrisota en la cara: la felicidad existe.

Después sigo con Los herederos (Dir. Eugenio Polgovsky, México, 2008), documental que retrata la vida de niños en diversas regiones del campo en nuestro país y las condiciones en las que viven. Cámara en mano, el documental nos lleva a las diversas e intensas labores que llegan a tener estos niños: pizca, construcción, trabajo en telares, la búsqueda de agua, la elaboración de alebrijes, etc. El documental es bastante conmovedor y muestra las condiciones de vida y pobreza extrema de algunas partes del campo mexicano.

Termino. Camino hasta el centro de Coyoacán, me compro un helado de avellana y me siento en la placita. Repaso el día y me doy cuenta de cuánto lo disfruté. Fue uno de esos dias en los que agradeces que el DF esté tan cerca. En la plaza se respira una fresca tranquilidad. La gente camina, saca a sus mascotas. A un lado, un Burguer King, del otro un mercado de quesadillas; enfrente, una cantina tradicional, más al fondo un Sanborns. No importa. Hay para todos los gustos. De eso se trata: tener opción.

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