sábado, 17 de octubre de 2009

¡Vacaciones! (digo, ¡Congreso!)


De vuelta a casa después de una semanita en Zacatecas, visita con motivo del no sé cuál Congreso de la Sociedad Matemática Mexicana. Últimamente ando más tranquis así que me lancé muy emocionado al congreso y lo disfruté bastante.

Solicité dos pláticas y me las concedieron. Así que hablé en la sesión de álgebra y en la de geometría. Y es que en la tesina estudié material de ambas áreas. En geometría hablé de gérmenes de espacios analíticos, del teorema de existencia de la normalización de estos espacios, algunos resultados relacionados como el hecho de que la normalización de una curva es siempre no singular, situación que no ocurre en dimensiones mayores. Por ejemplo, cualquier hipersuperficie en el espacio complejo de tres dimensiones con singularidad aislada es normal (esto es consecuencia de la equivalencia entre normalidad y espacios Cohen-Macaulay con singularidad aislada), luego ella misma es su normalización. Para concluir, hablé del problema de resolución de singularidades usando la modificación de Nash. Originalmente este era el tema de mi tesis pero la verdad es que no le hicimos ni cosquillas al problema. En la sesión de álgebra platiqué el resultado algebraico que permite ver a la normalización de una álgebra analítica como módulo finitamente generado sobre dicha álgebra y del resultado que expresa a la normalización como suma directa finita de álgebras analíticas.


Disfruté más la sesión de geometría. Fue en el primer día de pláticas, había bastante gente y algunos especialistas del área. Creo que salió bien. Además la geometría permite hacer dibujitos, hablar de espacios y esto siempre es más accesible en un primer encuentro con el tema. Por otro lado, la sesión de álgebra no estuvo tan bien como lo esperaba. Estaba muy emocionado de poder hablar en dicha sesión y es que el álgebra para mi es una de las razones esenciales por las que hago matemáticas y por las que me vine a La primavera. El salón de la sesión era muy alto lo que no beneficiaba para nada la acústica. Sólo tenían un par de pequeños pizarrones que los de atrás nomás no veían. Creo que también tuvo que ver que no entró gente interesada en el tema (hacia el final veía la cara de mis acongojados asistentes pidiendo que la tortura terminara). Tampoco estuvo tan mal. Al final alguien me preguntó algo que ya me olía que iban a preguntar. Así que estaba preparado. Como sea, terminé satisfecho.


Y, por supuesto, me di un tiempo para turistear. Recorrí muchas veces el centro histórico, visité algunos museos chingones (el Manuel Felguerez o el Rafael Coronel) y otros no tanto (el de la Toma de Zacatecas). Este último me decepcionó bastante. Esperaba ver alguna maqueta o algún recorrido que ilustrara cómo fue que la División del Norte avanzó sobre Zacatecas. Pero no. Nada. Algunas fotos. Lo único ligeramente rescatable es la reproducción de algunos periódicos de la época, donde se podía leer las partes del ejército federal. Y bastante tendenciosas, por cierto. Muchas decían cosas como que los rebeldes están siendo fácilmente sofocados y así por el estilo. Como bien sabemos, mi general Villa llegó y arrasó con el ejército. También caminé por la Bufa, me subí al teleférico (típico turista, con cámara y todo), conocí las minas del Edén y, lo mejor de todo, me emborraché varias veces en Las Quince Letras, cantina tradicional en el mero centro de Zacatecas. Recuerdo con mucho gusto el buen mezcal Real de Jalpa.

Otro día nos invitaron a un concierto de la filarmónica de Zacatecas. Nos presentaron el programa que llevarán al Festival Cervantino. También oímos un rato a la Banda de Música de Zacatecas. Después asistimos a una típica callejoneada en la que caminamos por el centro siguiendo a una banda mientras bebíamos mezcal que, por cierto, sabía bastante mal.


Y así, sin más, se acabó.

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