sábado, 12 de abril de 2014

Inglaterra: LONDRES - Manchester - Liverpool

Ain't nothing but... London! (agosto 2013)

Aquí empezó

El gran Londres: aquel que nació, se convirtió en humo y resurgió de entre las cenizas. ¿Qué haces en Londres durante cuatro días? No mucho, en realidad. Viajas en el tiempo en algunos de sus museos (llevando contigo a Rosetta como traductora) para luego darte cuenta de que que el hecho de que sean gratis también tiene sus desventajas, sobre todo en uno que otro en el que probablemente no han cambiado nada en los últimos 50 años y todo se ve amarilloso y viejo, recorres jardines mientras te imaginas la vida de la realeza, te pones al tiro para que no te atropellen, te maravillas escuchando el delicioso acento inglés y admirando el paisaje femenino, te paras enfrente del edificio que explota en V for Vendetta y vuelves a revivir la escena, te subes a los camioncitos rojos de dos pisos, visitas un barrio chino, te quedas en un hostal en el que te roban tu Oyster Card y una lana de paso, pasas frente al Albert Hall y te maravillas de la arquitectura alrededor y, naturalmente, bebes cerveza.

Unas piernas que te invitan a viajar en el tiempo

Probablemente esto último fue lo mejor de aquellos días: un lunes por la noche, hablando con un parisino de origen senegalés y una canadiense que toca el acordeón en el Ain´t nothing but. Y sales de ahí completamente alcoholizado después de oir unas buenas rolitas y estás tan contento que quieres abrazar y besar a todo lo que va caminando por la misma banqueta londinense sobre la que vas arrastrando tus pies.
Ain't nothing but...

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