domingo, 13 de abril de 2014

Inglaterra: Londres - MANCHESTER - Liverpool


Un bar es un templo (agosto 2013)
En el año 1627, en tiempos crueles de la Santa Inquisición, volví a La Primavera y la buena fortuna quiso que el buen Rafita (también conocido como el tremendo chilaquil) y Pao (su encantadora compañera) también estuvieran ahí. En un viejo y ahora extinto bar de La Primavera descubrí, entre sendas caguamas, la fascinación de mi bien querido Rafita por su más reciente ciudad adoptiva: Manchester. ¿Qué le hicieron estos manchestecos a mi compita? ¿Porqué tanto amor? Tenía que averiguarlo. Así pues, a la menor provocación, me lancé a visitarlo. 

En la ciudad de los manchestecos

Una noche bastó para entenderlo todo. En Manchester un bar no es un bar. Un bar es un templo. Un templo donde la fraternidad empieza desde el momento en que te acercas a la barra y una hermosa damisela, al verte abrumado por la variedad, te sonríe y te da a probar. Una vez tomada la decisión, una cantidad generosa del elixir de los dioses te acompaña a la mesa donde empieza la comunión. ¡El paraiso existe! Y después de aquel, uno tras otro, cualquier cantidad de bares que superan en originalidad y buen ambiente al que acabamos de visitar. Y así hasta el infinito.

Un templo

Mi guía espiritual

¡Y el encanto no se quedó ahí! Un buen día el Rafita me llevó a conocer a L. S. Lowry, pintor bien conocido de los manchestecos. Y el tipo me cayó muy bien. Resulta que el bato en cuestión se quedó en su tierra pa´ pintar maquilas. Bueno, en juaritos las llamamos maquilas, por allá debe ser algo como factories. Eso me gustó. A la chingada con los arbolitos, las manzanas o los girasoles. Este compa pintó la entrada de la fábrica, obreros, humo, altos edificios cuadrados e insípidos. Tal vez, sin quererlo, nos estaba pintando a todos.

Un patio trasero (foto cortesía de Pao)

Y respecto a mi estancia en la ciudad adoptiva de mi compita, hay que agregar más museos, largos paseos, un instituto de matemáticas, casitas de ladrillo como las que se ven en Accross the Universe, una carrera matutina, un puente por el que caminaron los Joy Division, una foto y un tatuage, una biblioteca, un estadio, un english breakfast hecho en casa, noches de juegos de mesa, curry, cerveza y más cerveza, un desafortunado partido de futbol y, sobre todas las cosas, la enorme calidez de mis queridos anfitriones. ¡Ah, qué bien se siente ser apapachado!


Mis queridos anfitriones en piyama

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